El mundo al comienzo era todo un jardín florido.
Allah, al crear al hombre, le advirtió: - Cada vez que hagas una maldad, arrojarás en el mundo un granito de arena. Los hombres, siendo malos, no el hicieron caso a Dios. Pensaron: - ¿Quién va a notar uno, cien, mil granitos de arena en tamaño jardín lleno de flores? Pasaron los años; los pecados se multiplicaron; y torrentes de arena inundaron el mundo. Así aparecieron los desiertos, los cuales cada día se hacen más grandes. Entretanto, Allah sigue amonestando a los hombre. - ¡No reduzcan todo mi mundo florido a un inmenso desierto! Hermenegildo Zanuso, CUÉNTAME UN EJEMPLO. |